La mente que juega....

...Se divierte.

Practica el juego con la mente, con las manos y con los colores.

Practica divertise hasta divertirse sin practicar.

Juega a ser libre hasta ser libre sin jugar.

Prueba los límites y sus resistencias con miedo a soltarle la mano a la mente y dejarla jugar, para ver a los pajaritos revolotear en la cabeza.

Otra tarde y un bar que repito ultimamente. Un libro y mi cuaderno ayudan a que el tiempo entre eso y aquello sea de placer y de paz, muy a pesar de los bocinazos y el gentío de afuera.

Son minutos que pasan, pero que también quedan.

"Jugar es liberarnos de nuestras restricciones arbitrarias y expandir nuestro campo de acción".

Hoy juego con palabras y juego con ideas entre una línea y otra, entre una tostada y la que sigue.

No es tan sólo un pasatiempo, es también una construcción de mi misma y un mimo para el alma.

La alegría del juego es esto, que se hace con la mano al dibujar y que se hace con el cuerpo: dar saltitos en lugar de caminar y elegir el camino más pintoresco en lugar del más corto. Una actitud, un espíritu, una forma de hacer las cosas... ¿¡Quién pudiera vivir en estado de juego, haciendo y siendo por puro placer?!

Leyendo la diferencia entre "hacer por placer" y "hacer por lograr" sólo se me ocurre que la única manera de lograr verdaderamente algo es haciéndolo por placer.

Y para seguir con el juego de palabras (algo que hago por placer) me pregunto dónde queda esa enseñanza sobre los logros basados en el esfuerzo.

Como a mi cabeza y a mi mano sólo las acompañan una merienda que permanece muda, también me respondo y sigo jugando: el esfuerzo siempre existe, pero cuando se logra lo que se hace por placer, es posterior al logro y toma forma de cansancio. No es sino hasta entonces que uno se da cuenta del esfuerzo realizado.

Hablando de esfuerzo y placer... se me va acabando el tiempo de relax. Tengo que continuar el camino en este atardecer de viernes para irme a jugar a otro lado y entonces enfrentar ese esfuerzo con alegría.